J.J. Abrams dirigió El despertar de la fuerza, comienzo de la tercera trilogía que él mismo se ha ocupado de rematar con El ascenso de Skywalker. La dificultad de la empresa era grande, pues se trataba de culminar una saga muy amada por los fans, y donde las expectativas se encontraban particularmente altas.
Y aunque el nuevo film consigue ser muy entretenido y no deja un minuto de respiro, la acción es trepidante, y el cambio de escenarios, apabullante, también se tiene la sensación de que no se desea dar tregua al espectador al estilo de las películas de Indiana Jones con el objetivo inconfeso de que no se ponga a pensar un poco y descubra que le ofrecen mucho ruido y pocas nueces.
Tal vez el resultado no resulta del todo satisfactorio, tal vez porque con frecuencia se producen en la trama situaciones y avances de la narración un tanto arbitrarios y hasta desconcertantes, con supuestas revelaciones sorprendentes y amagos para no dar, e incluso apariciones de personajes varios que no aportan mucho a la trama, pero que se supone que quedan “cool”, concesiones a la galería.
Almudí JD