El australiano Anthony Maras debuta con esta cuidada reconstrucción de los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar el 26 de noviembre de 2008 en Bombay. Maras brilla al dar entidad a los atacantes, que presenta como pobres diablos, a quienes les han lavado el cerebro. Se ha tomado la opción de mezclar personajes reales, con otros inventados, pero que deben ser muy similares a los que vivieron los hechos. Las interpretaciones son buenas. Almudí JD