
Coescrita con Han Jin Won, funciona como un tiro, con un ritmo endiablado. Nunca se produce el temido estancamiento, pues cuando Joon-ho parece que ha repartido todas sus cartas, logra sorprender con varios requiebros inesperados. Quizá el clímax resulte excesivo, pero se nota que pese a todo el director se contiene, y sabe entregar un buen final con doble capa.
Funciona muy bien la crítica a las clases adineradas, que viven en su particular nube de preocupaciones artificiales, ajenas al mundo real, siendo por ello fácilmente engatusables. Pero tampoco faltan los reproches a quienes no disponen de recursos, pero que los ambicionan en tal medida que son verdaderos parásitos, no tan diferentes de aquellos a quienes envidian y de los que desean aprovecharse en perfecta simbiosis, incluso imitándolos en sus hábitos en lo que les resulta posible, no resulta fácil distinguir quiénes son los parásitos, unos y otros a su modo lo son.
Almudí JD.