Buena adaptación de la novela juvenil de Orson Scott Card a cargo del sudafricano Gavin Hood, ganador del Oscar con Tsotsi. Hood sabe dar peso y sustancia a una historia que no es especialmente original (el entrenamiento de un niño para realizar una misión, al estilo de Star Wars) ni sorprendente en su evolución.
El diseño de producción y el gran trabajo fotográfico de Donald McAlpine (Moulin Rouge, Las Crónicas de Narnia I) hacen que la película luzca muy bien en pantalla grande. Los actores veteranos (Harrison Ford, Ben Kingsley y Viola David) están mal, siempre con cara de “¿Qué hago yo aquí?”. En cambio, están bien los jóvenes protagonistas de La invención de Hugo y Valor de ley. La película plantea de manera ligera los riesgos de la selección genética, bebiendo de la mitología cinematográfica del “El Elegido” (ACEPRENSA).